Hoy se ha celebrado en la Plaza Colòn
de Madrid la llamada misa de las familias. Naturalmente el Sr. Rouco
Varela ha proclamado que la familia solo
es: “una íntima comunidad de amor conyugal −del esposo a la esposa y
viceversa−, fiel, indisoluble y abierto sin desnaturalizaciones voluntarias y
sin reservas irresponsables al don de los hijos en conformidad gozosa con el
plan de Dios”. Porque “. El hombre no puede disponer de la institución
matrimonial y familiar a su antojo como si fuese su dueño. El orden de la relación −matrimonio/familia− está
implícito y prefigurado en la naturaleza humana, según la forma en la que es
querida por Dios, y es previo a la
constitución de la sociedad y de su ordenamiento jurídico positivo”.
Lo que preveía el manifiesto del Foro de Curas de Madrid,
“Ante la celebración de la misa de la familia” criticando
el evento, se ha cumplido. Era fácil acertar, la misa ha sido “un juicio
público y condenatorio contra todos aquellos que, por diferentes
circunstancias, han creado y tratan de sacar adelante lo mejor posible un tipo
de familia que en su composición y en su modo de funcionamiento no responde
al modelo de un hombre y una mujer casados según las actuales disposiciones
canónicas de la Iglesia católica y gestionando su afectividad y la
gestación y crianza de los niños conforme a la normativa moral que ella presenta
como la única querida y enseñada por Dioste es que”.
Lo màs sorprenden es
que Rouco utiliza como argumento de autoridad el discurso del Papa en
Berlín el pasado 22 de septiembre, en el que
manifestaba la importancia para el momento actual de la humanidad de
admitir la necesidad de “escuchar el lenguaje de la naturaleza y responder a él
coherentemente”, puesto que “ el hombre
ha adquirido un poder hasta ahora inimaginable”, resulta muy urgente reconocer
que “existe también la ecología del hombre”.
La contradicciones son
palmarias: Para lo que les interesa, “el hombre tiene un poder inimaginable”,
pero “no puede disponer de la institución matrimonial y familiar a su
antojo como si fuese su dueño”. ¿Quién puede disponer de la institución
familiar? ¿Es que la institución matrimonial no es una institución humana? ¿Es
una institución de los obispos que no
tienen familia y no tienen puñetera idea
de lo que la familia es? Necesitan
urgentemente convocar un sínodo para
hacer un curso sobre “la ecología del
hombre”. Pero es que es más urgente que superen los innumerables anacronismos en la interpretación de la fe que predican.
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