sábado, 21 de enero de 2012

ORACIÓN PARA TIEMPOS DE CRISIS E INDIGNACIÓN




Esta oración ha sido elaborada con un pie en los salmos bíblicos y el otro en la realidad de la crisis actual. Las referencias a los salmos son a veces textuales y a veces libres; en algunos párrafos hemos puesto el número y versículo del salmo correspondientes.


¡Vuelve a nosotros tu mirada, Señor!
¿Por qué te quedas lejos
y te escondes en los momentos de peligro? (10,1)
Se levantan los reyes del mundo
y los príncipes conspiran juntos contra nosotros (2,2).
Se glorían los malvados de su ambición
y los codiciosos se felicitan con insolencia (10,3).

Tu los conoces, Señor; conoces sus nombres:
Aaron Cowen, David Einhorn, Donald Morgan,
George Soros, Hans Hufschmid…
y otros expertos en especulación financiera y monetaria
que siguen en todo el mundo sus dictados siniestros…

En la noche conciben el mal y lo ejecutan cuando sale  el alba.
Tensan el arco y ajustan la flecha a la cuerda
para disparar desde la sombra contra los hombres rectos (11,2).
Se agazapan para matar a escondidas al pobre (10,8).

Se esconden detrás de sus empresas:
Goldman Sachs, AC Capital Advisors, Brigade Capital,
Soros Fund Management, Santander, BBVA,
Barclays, Citibank, Deutsche Bank, BNP Paribas…

Ellos organizan la economía del mundo
no para satisfacer las necesidades de los pueblos,
sino para engrosar sus riquezas y alimentar su avaricia.

Con su gigantesco poder de decisión,
inundaron el mundo de hipotecas sin garantías y de basura financiera.
Por medio de mecanismos corruptos y especulativos,
crearon las burbujas que, al estallar,
provocaron los problemas de la falta de crédito.

Y entonces ellos,
que hasta entonces prohibían a los gobiernos intervenir en sus negocios, 
les exigieron cientos de miles de millones para salvar sus cuentas;
y los gobiernos se endeudaron
para evitar la quiebra generalizada del sistema financiero y bancario.

Después, llevados por su voracidad,
crearon la burbuja de la deuda soberana.
Obtienen dinero barato de los bancos centrales (al 1% o menos),
pero no financian con él la actividad económica,
sino que lo invierten comprando deuda pública de gran rentabilidad.
Por medio de sus agencias de calificación
(Standar´s and Poor, Moody´s, Ficht...).
chantajean a los estados
y mantienen bajo el temor a los pueblos y las naciones.

Son sus lacayos la mayoría de los gobiernos
y los organismos internacionales:
El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial,
La Reserva Federal, la Unión Europea, el Banco Central Europeo…
Sus portavoces son Obama, Lagarde, Sarkozy, Merkel,
Rajoy, Van Rompuy, Durão Barroso,
Fernández  Odóñez, Rossell, Luis de Guindos…

Reforman las leyes internacionales y las Constituciones a su antojo…
A espaldas de los pueblos remueven a gobiernos y funcionarios,
y ponen en su lugar a oscuros personajes
formados en sus propias escuelas de la avaricia y la corrupción.

Llenan sus bocas con palabras vanas:
“Estado de Derecho”, “Democracia”, “Constitucionalidad”
“Legalidad internacional”, “Estado de Bienestar”…
Fabrican mentiras en sus oficinas
y las difunden a través de sus medios de comunicación,
que no buscan informar, sino acumular ganancias:
The Wall Street Journal, The New York Times,
CNN, The Guardian, ABC, Bild-Zeitung,
Cadena SER, Le Figaro, Cadena COPE…
En su boca no hay sinceridad;
esconde su lengua maldad y opresión (10,7).

En nombre del saneamiento de la economía
y de la reducción del déficit público,
los gobiernos y parlamentos promulgan leyes y medidas injustas:
rebajas salariales y de las pensiones,
aumento de los impuestos, derogación de derechos laborales,
recorte sociales y reducción del gasto público,
venta y privatización de empresas y servicios públicos,
despido de trabajadores públicos…

¿Por qué no combaten los delitos de evasión fiscal y la  economía sumergida?
Ellos saben que el Estado Español deja de percibir cada año 88.000 millones de euros de impuestos.
Y saben que con algunas medidas administrativas sencillas,
el Estado podría ingresar 38.500 millones de euros más cada año,
y con esos ingresos se estabilizaría el déficit público,
podría impulsarse el crecimiento económico
y crear puestos de trabajo y reducir el desempleo,
sin aumentar los impuestos y sin hacer recortes sociales.
Pero no lo hacen, porque los principales beneficiarios del fraude son las grandes empresas…

Prefieren hacer recaer sobre los más débiles
las consecuencias de su ilimitada voracidad.
Deterioran la educación y la salud públicas;
empeoran las condiciones de vida de la gente común;
provocan el desempleo de miles y millones de trabajadores;
arrojan a la calle a las familias que no  pueden hacer frente al pago de las hipotecas;
y hacen aumentar la injusticia y la desigualdad social.

Quieren hacer desaparecer los derechos
conquistados por nuestros padres y abuelos en los años y siglos pasados;
quieren debilitar las organizaciones de los trabajadores,
y dejarnos sumidos en la incertidumbre y la angustia.

Nos piden austeridad y sacrificios.
Nos dicen que debemos trabajar más y cobrar menos
para tranquilizar a los Mercados…
(mientras ellos se llevan inmorales sobresueldos…)

Ellos no dicen quiénes son los mercados,
porque su boca está llena de engaños y fraudes…
pero nosotros sabemos quiénes son.
Son los propietarios de los grandes capitales,
banqueros y directivos de los bancos,
los grandes inversores,
los titulares de los gigantescos fondos de inversión,
las grandes multinacionales...
Es decir, las fuerzas deshumanizadas dueñas del mundo.

Por la opresión del humilde y por el lamento del pobre,
levántate, pues, Señor, indignado (7,7; 12,6).
¿Por qué duermes?
¿Por qué miras para otro lado?
¿Te vas a olvidar de nuestros sufrimientos? (43, 23-26).
Libra al  pobre que suplica,
al afligido que no tiene protector,
apiádate del humilde e indigente
y salva de la violencia la vida de los pobres
pues su sangre es preciosa ante tus ojos (71,12-14)

Porque tú, Señor, no eres un Dios que quiera el mal,
ni compartes la mesa con los malvados;
detestas a los malhechores y destruyes a los mentirosos.
Aborreces a los sanguinarios y embusteros,
y los arrogantes no se mantienen ante ti (5,5).
Tu eres justo y amas la justicia (11,7).

Haz justicia al huérfano y al oprimido (10,18)
Sálvanos de la furia de quienes devoran a tu pueblo;
que no nos atrapen y nos desgarren sin remedio (7,3).

Castígalos, Señor. Que fracasen sus maquinaciones (5,10).
Tuerce sus caminos, confunde sus lenguas.
Haz que fracasen sus inversiones y se desplomen sus bolsas.
Infecta de virus y de troyanos sus computadoras.
Distorsiona los mensajes de sus móviles.
Interfiere sus videoconferencias y sus traducciones simultáneas…
Que caigan en la fosa que ellos mismos abrieron;
que su pie quede prendido en la trampa que escondieron… (9,16)

Tú, Señor, bendices al justo
y lo rodeas con el escudo de tu bondad (5,13).
Tú no te olvidarás jamás del pobre,
y la esperanza del humilde no perecerá,
porque tú salvas al pueblo oprimido y humillas los ojos soberbios (18,28).

Cuida, Señor, el camino de los justos.
Enciende en ellos la fuerza de la rebelión
contra esos malvados que merodean como sabandijas.

Suscita entre nosotros, como lo hiciste en tiempos antiguos,
dirigentes que nos conduzcan en las batallas
por la justicia y la dignidad,
que socorran a los hijos del pobre;
que defiendan a los humildes del pueblo,
y quebranten al explotador .
Y así,
la paz y la justicia empaparán nuestra tierra
y florecerán por siempre (71,4).

Amén

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