sábado, 7 de enero de 2012

Que no me den gato por liebre



Somos victimas de tantas mentiras que necesitamos poner un poco de claridad en esta  permanente confusión.
Conforme a la clasificación atribuida a Benjamin Disraeli «Hay tres tipos de mentiras: mentiras pequeñas, mentiras grandes y estadísticas». Yo añadiría “y las permanentes   medias mentiras”. Descubrir este tipo de mentiras, con frecuencia no es nada fácil y nos las tragamos sin enterarnos, de buena fe. Bueno esa “buena fe” deja mucho que desear, habría que llamarla de otra forma. Califícala tú.


Un ejemplo: El gobierno en sus primeras medidas para combatir la crisis y ahorrar  gastos incluyó “la congelación del salario mínimo”. ¿Dónde está la mentira? Veámoslo:
  • En España, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) fija la cuantía retributiva mínima que percibirá el trabajador referida a la jornada legal de trabajo.
  • Sólo el 0,6% de la población laboral percibe el SMI: unas 130.000 personas, según datos de la Seguridad Social.
  • Además, por desgracia, cada vez hay más gente que trabaja por una menor cantidad que el salario mínimo.
  • De hecho el congelar el salario mínimo no aporta ningún ahorro a las cuentas del estado, ni va a mejores la aportación de las empresas y trabajadores a la seguridad social o hacienda. No hay empleados públicos que cobren este tipo de salario.


La mentira está en que bajo el paraguas de ahorrar y combatir la crisis, hacen efectiva una medida puramente ideológica del PP.

De hecho la doctrina propuesta desde FAES (el laboratorio de ideas del PP) es que no tiene que existir un salario mínimo, porque según publicó Valentín Bote Álvarez-Carrasco: "Algunos animales son más débiles que otros. Por ejemplo, el puercoespín es un animal indefenso excepto por sus púas, el ciervo es vulnerable excepto por su velocidad. En la economía también hay personas relativamente débiles. Los discapacitados, los jóvenes, las minorías, los que no tienen preparación, todos ellos, son agentes económicos débiles. Pero al igual que les ocurre a los seres en el mundo animal, estos agentes débiles tienen una ventaja sobre los demás: la capacidad de trabajar por sueldos más bajos. Cuando el gobierno les arrebata esa posibilidad fijando sueldos mínimos obligatorios, es como si se le arrancaran las púas al puercoespín. El resultado es el desempleo, que crea una situación de desesperanza, soledad y dependencia".
No entremos a valorar el argumento. Es evidente que cada uno tiene sus categorías mentales y sociales. Pero que con esta medida el gobierno nos está dando gato por liebre es indiscutible.

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