domingo, 12 de febrero de 2012

CONOCER A DIOS • DEEPAK CHOPRA



 
He encontrado en un blog que se llama  unangel ( http://unangel-org.blogspot.com/2008/01/conocer-dios-deepak-chopra.html ), una reseña de un libro editado en el 2008 que se llama “Conocer a Dios”. Me pareció tan interesante que he decidido publicarlo. No he leído el libro, lo voy hacer de inmediato. Comparto la mayoría de la ideas del texto y me parecen una estupenda contribución a desmitificar lo religioso. En estos momentos, contribuir a desmontar las superestructuras mentales y organizativas de las grandes religiones es la mejor manera de contribuir aquitar obstáculos para que la gente crea en Dios.
Si lo que somos es un regalo de Dios, en lo que nos convirtamos es nuestro regalo a Dios.Dios esta en todas partes, hasta dentro de uno mismo.
En la realidad espiritual todo ocurre porque hay una intención detrás. Todo en el mundo tienes un significado. Estamos tan habituados aceptar el mundo tal como es que pasamos por alto nuestro papel creativo en él.
Cuando descartemos la noción de la coincidencia, los encuentros no ocurrirán por casualidad sino por nuestras intenciones.
Podemos decidir sentirnos conectados y ver como los sucesos siguen un patrón.
Podemos intentar que todo vaya como debería ir y dejarle los detalles a Dios.
La clave es ceder y observar hasta que punto el mundo es capaz de organizarse solo.
Todo es posible.
Si me preguntaras porqué debemos aspirar a conocer a Dios, mi respuesta sería egoísta : Quiero ser un creador.
Esta es la promesa fundamental de la espiritualidad, que uno puede ser el autor de su propia existencia, el forjador de su destino personal.
Si co-creamos la realidad con Dios, podemos llegar a conocernos, nuestros limites, nuestros dones y nuestro potencial. Podemos hacer realidad nuestros sueños....
La mayoría de la gente cree en una de las dos versiones de la realidad.
La primera versión es la perspectiva secular, sólo existe el mundo material, y nada que no obedezca las leyes físicas puede ser real. Esta perspectiva excluye la posibilidad de los milagros. En este caso la realidad determina las convicciones.
La segunda versión es la perspectiva espiritual, en donde la creación comienza en la mente antes de que se manifieste en el mundo material. En este caso las convicciones determinan la realidad. Con cada pensamiento, recuerdo o deseo, emprendemos un viaje desde nuestro mundo al de Dios. Esta segunda versión permite a Dios interactuar con nosotros. Al fin y al cabo colaboramos juntos.
Si hay dos versiones porqué debemos descontar una. A la inteligencia infinita le va a dar igual nuestra incredulidad.
Ambas versiones son una misma.
Conectar con Dios y  tener un Cadillac rosa no son incompatibles.
Dios no deja huellas visibles en el mundo. Pero si uno retira las capas de materialidad y se mira, ¿qué ve?
El hecho de que pueda ser el rey no describe al verdadero yo. Es sólo un papel que interpreta en ese momento.
Debajo uno es un intérprete de papeles eternos y atemporales
Si esto es el Alma, la pregunta ¿Quién soy yo? adquiere una nueva dimensión.
Cuando accedemos al Alma, que es lo mismo que llevara a cabo una profunda introspección, somos capaces de escuchar en silencio los mensajes sutiles de la sabiduría y orientación.
Cuando nuestra mente se une a la de Dios, nos damos cuenta de que Dios esta en todas las cosas, de que somos eternos.
Todas las mentes están unidas a la de Dios desde siempre.

No es el milagro el que da lugar al creyente, sino el creyente el que da lugar a los milagros.
Una forma de comunicación entre nosotros y Dios es la oración. La oración conecta lo físico con lo metafísico, y tiene el poder de conectar sucesos externos.
Para mí, rezar no es místico, es una forma de asegurarnos de que seguimos siendo sagrados.
El vacío infinito en al historia de la creación se halla en todas las células de nuestro cuerpo. El microcosmos replica el macrocosmos. El átomo y el cosmos son uno. Al final nuestra mente es la mente de Dios y nada más.
Cuando sintáis una corazonada, un impulso nuevo, un pensamiento alentador, aceptad lo desconocido.
Dios habita lo desconocido, que es lo único que realmente que se ocupa del destino del alma. Por tanto, venerarlo como algo sagrado
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