Sus muchos años de perseguir delitos de personas importantes o peligrosas le hicieron caer en los que la gente más llana y los simples ciudadanos llamamos deformación profesional. Pensó que hacer justicia era lo más importante de un sistema jurídico democrático, pero nosotros que estamos alejados de todo este tinglado sabemos perfectamente que el fin de todo sistema jurídico democrático es preservar, proteger y defender el estado de derecho.
Y ahora que hemos descubierto que quien realmente manda son los que tienen mucho dinero y que son los que imponen a los estados legislaciones, plazos, modos de gobernar, etc.Sabemos que no van a dejar que un juez, por mucho Garzón que sea, les enseñe los dientes metiéndose con sus colegas de un escalafón inferior. Se puede meter con dictadores extranjeros e incluso tocar las narices con las secuelas pendientes de nuestra dictadura pasada, pero contra los que manejan las alcantarillas del trapicheo monetario ni hablar. Es solo cuestión de cantidad y de tiempo que un juez de mierda les ponga en el banquillo y “cuando las barbas de tu vecino veas pelar…..
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