No se cual será el tuyo. Yo coincido plenamente con el Dios de mi amigo, que me envió este poema.
Si yo pudiera imaginarme un dios
misógino y airdo,
un dios avinagrado,
no correría de su gracia en pos.
Si me pudiera imaginar, hermano,
un dios celoso, obseso, vengativo,
capaz de algún castigo vomitivo,
lleno de envidia y gesto deshumano
yo no lo seguiría
ya que sería presa de tormento,
de desazón, angustia y desaliento...
un “sinvivir” sería.
Un dios con corazón de madre quiero
que no imponga renuncias a la ciencia,
que no haya de matar ningún cordero
para quererme siempre, sin ambages.
Qué dioses hay ¡dios mío! qué extravío
de penitencias, penas, desvarío
a fin de que en su plan y amor encajes...
Estoy buscando alguna religión
con un buen dios, paterno y entregado,
para quien convivir sea el legado
y comulgar su sola condición
en la que el ser humano,
sin peros, sin zozobras
ni aviesas maniobras,
se sienta como hermano.
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