El Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) gestiona
una enorme cantidad de viviendas sociales, como ellos mismos dicen es
“el mayor promotor público de viviendas de España, facilitando el acceso a
vivienda a los ciudadanos de la Comunidad de Madrid”.
Como podéis suponer, con ese número de viviendas gestionadas y el tipo de familias que las habitan, no
infrecuentemente tienen problemas de desahucio con a algunas de ellas. Esto está dentro de lo
que, aunque doloroso y trágico para estas familia, podemos considerar normal.
No es tan dentro de lo normal que el Ivima haga este temido
anuncio cuando las familias tienen una deuda consolidada de varios miles de
euros. Son todas familias con muy bajos ingresos, bajísimos, y que han llegado
a esta situación por práctica imposibilidad de satisfacer el alquiler. Se
podrían dar más detales, pero no hay porqué. Lo doloroso, lo sangrante, lo
angustioso lo padecen las familias que se encuentran con una situación
semejante.
¿Y que hace una mujer separada, con tres hijos en edad
escolar, cuyos ingresos son la renta
mínima o el subsidio de los hijos, o sea
como mucho 500€, cuando se encuentra con una deuda de varios miles de
euros y una carta amenazándola con dejarla en la calle? Pues acude a la oficina
y plantea su situación y el funcionario que la atiende, la ofrece renegociar la deuda, pero para eso
tiene que hacer una entrega significativa de euros, que es lo que no tiene, ni
sabe donde encontrarlos. Y aquí ya sí, que el sufrido funcionario no tiene
absolutamente ninguna solución, pero
encuentra una salida para dar a esta
mujer o a este hombre una pequeña esperanza: La
recomienda que acuda a Cáritas de su parroquia, a Cruz Roja o a otra ONG. Esa
salida la dan también, continuamente, las trabajadoras sociales de los ayuntamientos cuando estas
mismas personas acuden a ellas en busca de ayuda.
Algún día os contaré lo que sucede después, podéis suponer que no hay ONG que tenga
dinero para solucionar tal cúmulo de problemas, aunque os aseguro que se
solucionan un montón de ellos.
Pero lo que a mí, como voluntario de Cáritas que soy, me
subleva la sangre es el hecho de que las administraciones, autonómica y
municipal, se quiten el problema de encima reorientando a estas familias hacia
la caridad. No hay ningún plan de emergencia, ni se estudia el problema con
deseo de encontrar una solución. Aunque posiblemente me equivoque, los
responsables de estas administraciones tienen, por lo menos aquí en Madrid, una
solución perfectamente integrada en su ideología social: “estas son cosas que
no tienen otra solución que la caridad”, el que la gente viva de limosna es una
situación que los ricos siempre han integrado en sus mentes bien pensantes.
Y entonces va y el alcalde de mi ciudad anuncia que uno de
sus sueldos lo dona a Cáritas, ( El alcalde de Leganés dona uno de sus cuatr sueldos ) 13.000€, es una pasta. Y yo como voluntario de
esta ONG me encuentro entre la espada y
la pared. Con ese dinero se puede ayudar a 13 familias para que, con la aportación
de alguna otra ONG renegocie la deuda y alargue su agonía unos meses más. Y no se si alabar la generosidad de mi alcalde
o encabronarme viendo como elude su
responsabilidad como dirigente de este municipio, y esta comunidad, y se sale por
la tangente haciendo una jugada de distracción que induce a engaño a mucha gente
que piensa: “tenemos un alcalde muy, pero muy generoso. Ningún alcalde ha hecho
cosa semejante”. Pero y digo ¿y si gastara estos trece mil euros en hacer un estudio para
encontrar soluciones permanentes al problema que genera el Ivima por dejar que
estas situaciones se pudran irremisiblemente? ¿Y si lo hiciera en la Asamblea
donde es diputado? ¿No encontraría algunos otros diputados generosos que le
apoyarían y serían solidarios con él? ¿No
sería esto más eficaz que ofertar una
pequeña ayuda a 13 familias? ¡Casi seguro que alguno de mis compañeros
voluntario de Cáritas, si lee esto, está pensando que meo fuera de tiesto! Puede ser, poro acaso lo que ocurre es que el tiesto es demasiado pequeño.
Renuncio a analizar la cosa desde una perspectiva cristiana,
que es lo que Cáritas profesa. Solo recordar que Jesús en lo que solemos llamar “El sermón de la
montaña”, que es una recopilación de muchas de sus enseñanzas, recomienda que:
“Cuando des limosna, no hagas tocar trompeta delante
de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser
alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas
cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.
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