lunes, 19 de septiembre de 2016

No podéis servir a Dios y al dinero





Hoy es domingo y he ido a misa. En la primera lectura se decían cosas como: “Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: « ¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones”. (Amos 8,4-7).

El evangelio terminaba con una sentencia de Jesús de las que nadie duda que sean palabras propias de él: “Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.». Por si le queréis leer completo le encontraréis en: Lucas (16,1-13).

Me resulto increíble que el cura argumentara su comentario sobre una anécdota de la madre Teresa de Calcuta. Según parece ella iba a hacer un viaje solidario a Etiopía y cuando estaba a punto de coger el avión aparecieron un numeroso grupo de niños indios que traían regalos para los niños etíopes, entre ellos un niño pequeño la entregó una tableta de chocolate y la dijo “Yo nunca he comido chocolate pero sé que los niños etíopes son más pobres que yo y le entrego esta tableta para ellos”. Conclusiones de la charla: 1) Hay que atender  a los más necesitados que nosotros. 2) Si lo hacemos así, Dios estará con nosotros, porque Dios siempre está con nosotros, pues Dios siempre nos ama. Y si Dios está con nosotros no tenemos que preocuparnos por nada.

No puedo entender cuál es la relación entre las palabras  de Amós  y las de Jesús y lo que  sucedió a la madre Teresa en el aeropuerto. Por otra parte las conclusiones de la charla del cura son dos principios que nadie puede poner en duda, de los que pensamos al oírlos claro, claro….. O sea: amén, amén. Pero ¿qué tiene que ver esto con lo que escuchamos en las lecturas?

Y me pregunto ¿Cómo es posible que con la que está cayendo, con la cantidad de pobres que tenemos en nuestro barrio, con las noticias sobre corrupción que todos los días inundan nuestra teles, con las palabras repetidas del papa y la llamadas que hace a poner a los pobres  como centro de nuestra fe y la denuncia clarísima contra  la riqueza   injusta, nuestro cura trivialice las palabras de Jesús y el mensaje de Amós hasta el punto de compararlo con la entrega de una onza de chocolate por un generoso niño indio?

Siempre me he preguntado ¿Por qué la mayoría de los curas trivializan el mensaje del evangelio? Después de escuchar el sermón de esta mañana creo que solo puede haber una razón. Su forma de pensar y su actitud ante la vida típicamente  de derechas  les impiden escuchar las palabras del evangelio. “porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender” (Mat. 13, 10 - 17). Cuando dice Francisco que quiere pastores que huelan a oveja es porque hay que ser del pueblo para entender  y conectar con el pueblo. Si se está blindado por la coraza del clericalismo y la vivencia de la dignidad pueden mirar la realidad que les rodea y escuchar  los mensajes que los envuelven pero no entenderán nada. A lo sumo descubrirán el resquicio de la caridad que tranquilice sus conciencias y les acurruque en su adormecimiento.

La inmensa mayoría de los curas que yo conozco viven pobremente, pero muchos, que son mayoría en esta diócesis de Getafe donde vivo, piensan como ricos. No entiendo por qué y si intuyo la razón me da mucha pena.

He pensado poner aquí el enlace para que vierais la homilía del papa Francisco el 13 de septiembre de 2013, pero no me he resistido y la he copiarla. Aquí la tenéis:
Papa Francisco en homilía en Santa Marta: «El dinero nos aleja de Dios, quita la fe»


El dinero enferma el pensamiento y la fe y nos hace caminar por otro camino. Es lo que ha destacado el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Papa ha destacado que, de la idolatría del dinero, nacen males como la vanidad y el orgullo que nos convierten en “maníacos de cuestiones ociosas”.

“No se puede servir a Dios y al dinero”.El Papa Francisco ha comenzado su homilía partiendo de las palabras de San Pablo sobre la relación “entre el camino de Jesucristo y el dinero”. Hay“algo en la actitud de amor hacia el dinero –ha observado-que nos aleja de Dios”. Hay“muchas enfermedades, muchos pecados, pero Jesús solo destaca esto”: “la avidez del dinero, de hecho es la raíz de todos los males”. Presos de este “deseo”,  haconstatado el Papa, “algunos se han desviado de la fe y se han ocasionado muchos tormentos”. Y con amargura ha añadido: “Es mucho el poder del dinero, que te desvía de la fe”, incluso, “te quita la fe: la debilita y la pierdes”.

“El dinero enferma también el pensamiento, la fe y la hace ir por otro camino. Estas palabras ociosas, discusiones inútiles… Y más aún… de aquí nacen las envidias, los litigios, las maledicencias, las sospechas malvadas, los conflictos entre los hombres corruptos en la mente y sin verdad, que consideran la religión como una fuente de ingresos. ‘Soy católico, voy a Misa, porque eso me da un cierto estatus. Me miran bien… Pero luego yo tengo mis asuntos ¿no? Soy un amante del dinero’ Aquí aparece una palabra que escuchamos frecuentemente en las noticias ‘Hombres corruptos en la mente’. ¡El dinero corrompe! No hay salida”.

Si eliges“el camino del dinero”, añadió,“al final serás un corrupto”. El dinero, dijo de nuevo,“tiene esta seducción de hacerte resbalar lentamente hacia tu perdición”. Por eso, ha advertido, “Jesús es tan tajante en este tema”.

“No puedes servir a Dios y al dinero. No se puede: o el uno o el otro. Esto no es comunismo, ¿eh? ¡Esto es Evangelio puro! ¡Estas son las palabras de Jesús! ¿Qué pasa con el dinero? El dinero te ofrece un cierto bienestar al inicio. Va bien, después te sientes un poco importante y viene la vanidad. Lo hemos leído en el Salmo que esta vanidad llega. Esta vanidad que no sirve, pero te sientes una persona importante: es esa vanidad. Y de la vanidad a la soberbia, al orgullo. Son tres escalones: la riqueza, la vanidad y el orgullo”.

“Ninguno–ha dicho de nuevo- puede salvarse con el dinero”. Sin embargo, observó, “el diablo toma siempre este camino de tentaciones: la riqueza, para sentirte suficiente; la vanidad, para sentirte importante; y al final, el orgullo, la soberbia: este es su lenguaje: la soberbia”.

“’Pero Padre, yo leo los Diez Mandamientos y ninguno habla mal del dinero. ¿Contra qué Mandamiento se peca cuando uno hace algo por dinero?’. ¡Contra el primero! ¡Pecas de idolatría! Te digo por qué. Porque el dinero se convierte en un ídolo y tú le das culto. Por esto Jesús dice que no se puede servir al ídolo dinero y al Dios viviente: o el uno o el otro. Los primeros Padres de la Iglesia –hablo del siglo III, más o menos año 200, 300-, decían algo muy fuerte: ‘El dinero es el estiércol del diablo’. Porque nos hace idólatras y enferma nuestra mente con el orgullo y nos hace maníacos de cuestiones ociosas y nos aleja de la fe, corrompe”.

San Pablo,  ha dicho el Papa, nos dice que evitemos estas cosas, y que tendamos “a la justicia, a la piedad, a la fe, a la caridad”. Y también a la paciencia, “contra la vanidad y el orgullo” la mansedumbre. Esta última, ha afirmado el Papa Francisco “es el camino de Dios, no el del poder idolátrico que puede darte el dinero”. Es la “humildad” el “camino para servir a Dios”.

“Que el Señor–ha concluido- nos ayude a todos nosotros a no caer en la trampa de la idolatría del dinero”. Papa Francisco homilía, el dinero nos aleja de dios.

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