Hoy es domingo y he ido a misa. En la primera lectura se
decían cosas como: “Escuchad
esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: « ¿Cuándo
pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el
grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa,
compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo
hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no
olvidará jamás vuestras acciones”. (Amos 8,4-7).
El evangelio terminaba con una sentencia de Jesús de las que
nadie duda que sean palabras propias de él:
“Ningún
siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al
otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis
servir a Dios y al dinero.». Por si le
queréis leer completo le encontraréis en: Lucas (16,1-13).
Me resulto increíble que el cura argumentara su
comentario sobre una anécdota de la madre Teresa de Calcuta. Según parece ella
iba a hacer un viaje solidario a Etiopía y cuando estaba a punto de coger el
avión aparecieron un numeroso grupo de niños indios que traían regalos para los
niños etíopes, entre ellos un niño pequeño la entregó una tableta de chocolate
y la dijo “Yo nunca he comido chocolate pero sé que los niños etíopes son más
pobres que yo y le entrego esta tableta para ellos”. Conclusiones de la charla:
1) Hay que atender a los más necesitados
que nosotros. 2) Si lo hacemos así, Dios estará con nosotros, porque Dios
siempre está con nosotros, pues Dios siempre nos ama. Y si Dios está con
nosotros no tenemos que preocuparnos por nada.
No puedo entender cuál es la
relación entre las palabras de Amós y las de Jesús y lo que sucedió a la madre Teresa en el aeropuerto. Por
otra parte las conclusiones de la charla del cura son dos principios que nadie
puede poner en duda, de los que pensamos al oírlos claro, claro….. O sea: amén,
amén. Pero ¿qué tiene que ver esto con lo que escuchamos en las lecturas?
Y me pregunto ¿Cómo es posible
que con la que está cayendo, con la cantidad de pobres que tenemos en nuestro
barrio, con las noticias sobre corrupción que todos los días inundan nuestra
teles, con las palabras repetidas del papa y la llamadas que hace a poner a los
pobres como centro de nuestra fe y la
denuncia clarísima contra la
riqueza injusta, nuestro cura
trivialice las palabras de Jesús y el mensaje de Amós hasta el punto de
compararlo con la entrega de una onza de chocolate por un generoso niño indio?
Siempre me he preguntado ¿Por
qué la mayoría de los curas trivializan el mensaje del evangelio? Después de
escuchar el sermón de esta mañana creo que solo puede haber una razón. Su forma
de pensar y su actitud ante la vida típicamente
de derechas les impiden escuchar
las palabras del evangelio. “porque miran
sin ver y escuchan sin oír ni entender” (Mat. 13, 10 - 17). Cuando dice
Francisco que quiere pastores que huelan a oveja es porque hay que ser del
pueblo para entender y conectar con el
pueblo. Si se está blindado por la coraza del clericalismo y la vivencia de la
dignidad pueden mirar la realidad que les rodea y escuchar los mensajes que los envuelven pero no
entenderán nada. A lo sumo descubrirán el resquicio de la caridad que
tranquilice sus conciencias y les acurruque en su adormecimiento.
La inmensa mayoría de los
curas que yo conozco viven pobremente, pero muchos, que son mayoría en esta
diócesis de Getafe donde vivo, piensan como ricos. No entiendo por qué y si
intuyo la razón me da mucha pena.
He pensado poner aquí el
enlace para que vierais la homilía del papa Francisco el 13 de septiembre de
2013, pero no me he resistido y la he copiarla. Aquí la tenéis:
Papa Francisco en homilía en Santa Marta: «El
dinero nos aleja de Dios, quita la fe»
El dinero enferma el
pensamiento y la fe y nos hace caminar por otro camino. Es lo que ha destacado
el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Papa ha
destacado que, de la idolatría del dinero, nacen males como la vanidad y el
orgullo que nos convierten en “maníacos
de cuestiones ociosas”.
“No se
puede servir a Dios y al dinero”.El Papa
Francisco ha comenzado su homilía partiendo de las palabras de San Pablo sobre
la relación “entre el camino
de Jesucristo y el dinero”. Hay“algo en la actitud de amor hacia el dinero
–ha observado-que
nos aleja de Dios”. Hay“muchas
enfermedades, muchos pecados, pero Jesús solo destaca esto”: “la avidez del
dinero, de hecho es la raíz de todos los males”. Presos de
este “deseo”, haconstatado
el Papa, “algunos se han
desviado de la fe y se han ocasionado muchos tormentos”. Y con
amargura ha añadido: “Es
mucho el poder del dinero, que te desvía de la fe”, incluso, “te quita la fe: la debilita y la pierdes”.
“El dinero enferma también
el pensamiento, la fe y la hace ir por otro camino. Estas palabras ociosas,
discusiones inútiles… Y más aún… de aquí nacen las envidias, los litigios, las
maledicencias, las sospechas malvadas, los conflictos entre los hombres
corruptos en la mente y sin verdad, que consideran la religión como una fuente
de ingresos. ‘Soy católico, voy a Misa, porque eso me da un cierto estatus. Me
miran bien… Pero luego yo tengo mis asuntos ¿no? Soy un amante del dinero’ Aquí
aparece una palabra que escuchamos frecuentemente en las noticias ‘Hombres
corruptos en la mente’. ¡El dinero corrompe! No hay salida”.
Si eliges“el camino del dinero”, añadió,“al final serás un corrupto”. El
dinero, dijo de nuevo,“tiene
esta seducción de hacerte resbalar lentamente hacia tu perdición”. Por
eso, ha advertido, “Jesús es
tan tajante en este tema”.
“No puedes servir a Dios y
al dinero. No se puede: o el uno o el otro. Esto no es comunismo, ¿eh? ¡Esto es
Evangelio puro! ¡Estas son las palabras de Jesús! ¿Qué pasa con el dinero? El
dinero te ofrece un cierto bienestar al inicio. Va bien,
después te sientes un poco importante y viene la vanidad. Lo hemos leído en el
Salmo que esta vanidad llega. Esta vanidad que no sirve, pero te sientes una
persona importante: es esa vanidad. Y de la vanidad a la soberbia, al orgullo.
Son tres escalones: la riqueza, la vanidad y el orgullo”.
“Ninguno–ha dicho de nuevo- puede
salvarse con el dinero”. Sin embargo, observó, “el diablo toma siempre este camino de
tentaciones: la riqueza, para sentirte suficiente; la vanidad, para sentirte
importante; y al final, el orgullo, la soberbia: este es su lenguaje: la
soberbia”.
“’Pero Padre, yo leo los
Diez Mandamientos y ninguno habla mal del dinero. ¿Contra qué Mandamiento se
peca cuando uno hace algo por dinero?’. ¡Contra el primero! ¡Pecas de
idolatría! Te digo por qué. Porque el dinero se convierte en un ídolo y tú le
das culto. Por esto Jesús dice que no se puede servir al ídolo dinero y al Dios
viviente: o el uno o el otro. Los primeros Padres de la Iglesia –hablo del
siglo III, más o menos año 200, 300-, decían algo muy fuerte: ‘El dinero es el
estiércol del diablo’. Porque nos hace idólatras y enferma nuestra mente con el
orgullo y nos hace maníacos de cuestiones ociosas y nos aleja de la fe,
corrompe”.
San Pablo, ha dicho
el Papa, nos dice que evitemos estas cosas, y que tendamos “a la justicia, a la piedad, a la fe, a la
caridad”. Y también a la paciencia, “contra la vanidad y el orgullo”
la mansedumbre. Esta última, ha afirmado el Papa Francisco “es el camino de Dios, no el del poder
idolátrico que puede darte el dinero”. Es la “humildad” el “camino para servir a Dios”.
“Que el Señor–ha concluido- nos
ayude a todos nosotros a no caer en la trampa de la idolatría del dinero”. Papa Francisco homilía, el dinero nos aleja de dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario