El lunes pasado tuvo que ir un
familiar mío al hospital Severo Ochoa con una urgencia. Bueno lo de urgencia es
mentira. Me explico: lleva más de un año entrando y saliendo del hospital
regularmente, siempre de urgencia pues su problema es que se forman cálculos en las vías biliares y está pendiente
de una operación que parece ser la única solución, después
intentar otros tratamientos. Estos cólicos son muy dolorosos y creo que
esto convierte al problema en urgente, de
operación, no de estar “urgentemente yendo cada mes y medio al hospital”.
No sé exactamente cuánto tiempo
lleva esperando la operación pero son meses. Hace unas semanas fue a la cita que tenía para
iniciar el proceso de la operación y le “recitaron”
para diciembre porque debía verle otro especialista. No se habían enterado de
que previamente había sufrido otra operación y había que tener esto en cuenta. Pero
señor mío se supone que el historial de
los pacientes está disponible para todos los médicos que traten a un
enfermo y que lo deben de consulta al gestionar el tratamiento que se vaya a
aplicar y programarlo correctamente.
Casi seguro que los que me estéis leyendo diréis: ¡Pues
que novedad! Todos conocemos casos como este, o parecidos. Ese es el verdadero problema:
todos tenemos experiencia de casos parecidos. Pero si cuento éste es porque, como he dicho,
mi familiar ingresó el lunes pasado, o
sea hace una semana en urgencias y ha estado metido en el pasillo habilitado
como urgencias durante seis días, y la primera noche la pasó en un sillón.
¡Ah! ¿Que también conocéis casos
parecidos? Pues esto parece más grave que la peripecia de un pobre paciente.
Esto se va pareciendo a los hospitales que vemos en los documentales sobre
África. Claro que allí puedes visitar al enfermo sin tener que escamotear la
vigilancia del vigilante. Esto es una metáfora. Pro sepuede peligrosamente
acercar a la realidad pues algunos de los profesionales que nos atienden tienen
sueldos tercermundista, por algo se empieza.
He comentado con varias personas
esta triste peripecia y la reacción generalizada es de desinterés. Más o menos
he visto que relativizan el problema y
le consideran una contrariedad que este
pobre hombre ha tenido, mala suerte.
Casi nadie he constatado pensara: “cuando las barbas de tu vecino veas pelar
echa las tuyas a remojar”.
Y si insistes un poco y dices: “¿Pero cómo es posible que ocurra
esto en Madrid? Deberíamos hacer algo”, enseguida salta alguien que dice: ¿Y qué vamos a hacer? A quien le toca le toca y ya
está.
Si por casualidad se te ocurre
decir: Pero esto nos puede pasar a cualquiera, alguien tendrá la culpa de lo
que está sucediendo… y algo habrá que hacer.
Encuentras tres diferentes
respuestas ante esta cuestión. 1)Los que parecen saber que la responsabilidad
es de la Comunidad y su política sanitaria, 2)los que proclaman rápidamente que
ellos no se meten en política y 3) los que dicen algo parecido a: peor están en
Andalucía.
Y yo alucino. Naturalmente por
tres razones:
1) Si sabemos que la culpa de la situación caótica de nuestro
hospital tiene la culpa la política sanitaria de la Comunidad de Madrid, ¿Por
qué no protestamos pacíficamente por cualquier método a nuestro alcance?
Reclamaciones, cartas a la consejería, ir a las mareas blancas o manifestarse
con las asociaciones de vecinos cuando protesten por este problema, gestionar
bien nuestro voto, etc.etc.
2) Y aquello de dicen: ”yo no me
meto en política” me noquea. Pero hombre ¿Dónde está la política en que te
traten decentemente en el hospital o que
lo hagan pesimamente?
3) Lo de Andalucía me suena a
tertulia televisiva, si no puedes negar que la situación es pésima y no tienes
razones para excusarla, defenderla o respaldarla, no recurras a una situación
aún peor, solo por el hecho de que la otra comunidad está regida por otro
partido. Nunca me agradó el dicho: “mal de muchos, consuelo de tontos” me
gustaría recordarles, más bien, el dicho
de Confucio: “No vemos las cosas como
son, vemos las cosas como somos nosotros”
¿Pero esto tiene alguna solución
o estamos condenado a sufrirlo irremisiblemente?
La cosa no parece fácil pues, ya
que estamos hablando de hospitales, la enfermedad es crónica, pero muy crónica.
Los que hemos estado un poco
atentos a lo que ha ido sucediendo en el
Severo Ochoa lo conocemos muy bien. El sufrimiento de los médicos, enfermeras y
personal de este hospital que han pretendido
trabajar para dar una asistencia de primer orden ha sido enorme.
Recordar al Doctor Montes.
Para normalizar la situación es
necesario que todos nos pongamos activos. Alguna sugerencia podrían ser estas:
Los primeros que nos tenemos que
movilizar somos los enfermos o los posibles pacientes. Individualmente no
podemos hacer nada, pero deberíamos organizarnos en asociaciones de pacientes y
llenar las administraciones de los hospitales y la Consejería de Sanidad de denuncias
y reclamaciones. Las Asociaciones de Vecinos y ciudadanas tienen la tarea
pendiente de organizar a los ciudadanos. Y tomarnos en serio que los que
elegimos a los que dirigen, muy mal por lo que parece, somos los pacientes de
este y los demás hospitales, que no parece que estén mucho mejor, en el 12 de
Octubre se han caído los techos, y ya somos tontos en estar manteniendo en sus
cargos a los que nos tratan tan indiferente y despreciativamente.
A los médicos y sanitarios poco
les podemos pedir, son, en mi opinión, los que están luchando más seriamente y con muchos sacrificios, por
resolver este problema. Mucho más que sus pacientes. Desde el trabajo penoso de
cada día, resolviendo los permanentes problemas
que se les presentan, pando por tener que aguantar el enfado y el cansancio de
los pacientes y comportándose como lo
que son unos magníficos profesionales, hasta movilizarse en las Marea Blanca
y otras presiones. Al colectivo como tal
solo se le puede aplaudir.
Lo que está fallando en este hospital,
y en en los otros de Madrid, es la responsable de la gestión de los servicios: La Comunidad
de Madrid. Los responsables tienen nombre, la presidenta, consejero de sanidad,
directores generales, director del
hospital y los que colaboren con ellos en esta desastrosa gestión. Lo
peor es que esto no ocurre porque sean unos incapaces e ineptos gestores, esto
ocurre porque desde hace muchos años tienen un plan para cargarse la calidad de
la sanidad pública. Y son persistente y todos aquellos que permitimos que sigan
gobernando somos cómplices de ello.
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