Es evidente que no
todos los elefantes son iguales pero definitivamente todos son elefantes. Esta semana ha sido la semana delos elefante
en España. El rey se marcha a cazar elefantes a
Botswana y Mariano Rajoy irrumpe
como un elefante en una cacharrería haciendo un desaguisado considerable en los dos polos más sensibles del estado de
bienestar: la educación y la sanidad.
No es fácil decir cual de las dos noticias ha tenido mayor
repercusión. Acaso la cacería del rey. Ya es curioso, porque, siendo un poco rudo,
¿Qué mas da un elefante más o menos? Pero un profesor más o menos , es cosa
seria y que alguien tenga dificultad par tomar sus medicinas, esta rayando la
tragedia, si no es ya una tragedia manifiesta.
¿Por qué se les ha dado este tratamiento informativo que más
o menos los homologa si la importancia para la vida delos ciudadanos es tan
diferente? Sin justificar al rey,
que aunque sea el Jefe del estado a mi
me tiene sin cuidado y no sigo sus andanzas ni sus actos, me gustaría vivir en
una república madura y digna. Sólo ha hecho lo que los reyes y los magnates hacen: pasarlo bien y gastar el
dinero que ganan sin esfuerzo. No podemos pretender que mandemos hacer al rey
negocios con los potentados y que no los ratifique como lo suele hacer esta
gente: con una cacería u otro fiestorro.
Y para rematar la comedia, va el rey y pide perdón con siete
u ocho palabras en la puerta de su habitación del hospital y los medios de
comunicación se vuelven majaras supersorprendidos por este hecho insólito
protagonizado por el monarca. Pero si analizamos desapasionadamente las frases
del rey, lo único que ha hecho es volver a poner la relación del pueblo español con su persona
en los términos más clásicos y predemocráticos. El es el padre del pueblo
español, nosotros somos sus hijos, y como es un
padre moderno, se disculpa apelando al cariño filial. Parece que lo que
nos sorprende es que no sea un padre
antiguo y por tanto autoritario y
severo.
Lo de Mariano Rajoy si que es grave, trágico diría yo.
Tenemos una enseñanza con un fracaso escolar de los más grandes de Europa, y en
vez de tomar medidas para superar este tremendo problema, amplia el número de
alumnos en clase y disminuye profesores. ¿Saben lo que pasa cuando el número de
alumnos por profesor es excesivo? Se lo
voy a decir yo, que de esto se un poco: los estudiantes normalitos pasan a
tener un rendimiento mínimo, los poco interesados y los que tienen dificultades
para el aprendizaje se les puede dar por perdidos, no habrá quien les recupere
y los buenos estudiantes bajarán su nivel de conocimientos porque el
profesor no podrá llegar a proporcionar
una enseñanza digna, estará ocupado en hacer callar a los problemáticos que, a
suvez, no tendrán profesores expresamente dedicados a ellos. Lo de la
cacharrería se queda muy corto. Nos han mandado directamente a Botswana para
que ejerzamos de bushmen. O sea nos han dejado en taparrabos.

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