domingo, 1 de diciembre de 2013

Cuidado Papa Francisco, ¡te están poniendo la zancadilla!




El domingo  pasado teníamos  en Cáritas la “Campaña de los Sin Techo”.  Me metí en un “embolao” de estos que te surgen  de manera imprevista pero  que siempre sabes que algún día va a suceder.
Cáritas envió un  manifiesto que publiqué  en el post “NADIE SIN SALUD, NADIE SIN HOGAR” yo quería leerlo al comienzo de la misa, pero cuando voy a decírselo al cura me entrega  la monición de entrada, que también nos había enviado Cáritas, y medice que lea eso. Esta monición  no hacía referencia al lema de la campaña y sí se centraba en el hecho de que este domingo finalizaba el “año de la fe”.  Me negué a hacerlo y dije que iba explicar la campaña de todas maneras, me indicó que se lo dijera  al párroco.

Voy a ver al párroco y efectivamente no quiere que lea el manifiesto, ya me lo había dicho de pasada, pero yo no lo di por hecho pues pensé que hablando con él  no tendría inconveniente en que se leyera.
La razón que me da es que no había tiempo para leer tanto. Visto lo visto y dándome cuenta que  la denuncia que el manifiesto hace de la situación sanitaria de los sin techo le resulta  incómoda por lo que tiene de crítica al gobierno,  le digo que por lo menos tengo que explicar el cartel de la campaña y que lo voy a hacer de todas maneras,  a regaña dientes acede a que haga esta explicación pero  me pide que  sea aséptico y no me  meta en temas políticos. Le respondo que  diciéndome esto él está tomando una clara opción política. Lo niega, naturalmente.

Fui  cuidadoso e hice una explicación aséptica.  Así lo reconoció é pero después me comentó que, a pesar  de todo,  alguien se fue, después de misa, a quejarse  de que mi explicación le había parecido un mitin político.  Os invito a que leáis el manifiesto y juzguéis si tiene algo de mitin político.
Para mí lo más sorprendente y preocupante de esta  historia,  es que al fin de la misa nos invitó con entusiasmo  a que leyéramos  la exhortación  apostólica  que acaba de publicar el Papa Francisco. 
Al leer la exhortación resulta que me encuentro con esta frase literal “hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión
Esta  frase  se encuentra en el capítulo segundo titulado: “En la crisis del compromiso comunitario”  en el número 53. Esta es su introducción al capítulos: “Antes de hablar acerca de algunas cuestiones fundamentales relacionadas con la acción evangelizadora, conviene recordar brevemente cuál es el contexto en el cual nos toca vivir y actuar. Hoy suele hablarse de un «exceso de diagnóstico» que no siempre está acompañado de propuestas superadoras y realmente aplicables. Por otra parte, tampoco nos serviría una mirada puramente sociológica, que podría tener pretensiones de abarcar toda la realidad con su metodología de una manera supuestamente neutra y aséptica. Lo que quiero ofrecer va más bien en la línea de un discernimiento evangélico. Es la mirada del discípulo misionero, que se «alimenta a la luz y con la fuerza del Espíritu Santo»”.

La denuncia del manifiesto entiendo que responde, desde la práctica de cada día y desde la fe a lo que dice el papa que tenemos que hacer. Además es una propuesta perfectamente viable, pues el monto económico es asumible sin apenas esfuerzo. ¿Por qué  es considerado no apropiado para ser leído en una celebración litúrgica? ¿Por qué se dice que tiene una  orientación política no apropiada? ¿El papa se essta metiéndose en política cuando dice: “hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión”. ¿Acaso estas frases son un brindis al sol, palabras de un papa que tiene una afición desmedida a los titulares? 

Parábola del manifiesto.

Todo este incidente entiendo que es, en realidad, una parábola esclarecedor de la situación de la iglesia española. Yo la llamaré  “La parábola del manifiesto”.
Érase una vez un manifiesto que un grupo de “sin techo” escribió, porque en Cáritas les dijo que iban a publicarlo, proclamar-lo como ellos dicen, en todas las parroquias de España, el día de la campaña  en su favor.

Volando, volando el contento manifiesto llegó a una parroquia cualquiera y le mandaron que se callara, porque era peligroso para la convivencia pacífica de los feligreses y no era correcto políticamente.

Así que se calló y atentamente estuvo en misa. Pero hete aquí que al final la celebración quedó desorientado al oír como el cura animaba con entusiasmo a leer un escrito del Papa en el que resulta que se decía: “No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión”. Y pensó y ¿por qué a mí me callan? ¿Es que no es noticia que me rechacen en los hospitales? ¿Sólo seré noticia cuando me encuentren muerto en la calle? Soy el excluido de los excluidos. Y se marchó muy triste a la calle y se le cayeron las lágrimas al llegar a su cartón.



Yo que oí la parábola pensé. Caramba: ”O yo no entiendo nada o quien lo tiene más crudo que este pobre manifiesto es el Papa Francisco”.  Y si pudiera, como le tengo simpatía,  le diría, en un lenguaje mucho menos adecuado y acertado del que él usa, pero sí tan llano: “¡Cuidado Francisco que te la van a pegar con queso!  Tío, ¡te están poniendo la cama o la zancadilla!”  Y si Francisco fuera un ingenuo replicaría: ¿Y por qué?.....   Suerte que este buen cristiano  fue jesuita muchos años.  Y afortunadamente yo soy un poco lerdo.

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