jueves, 18 de abril de 2013

Quéjate públicamente de las cosas que te están perjudicando y que están empeorando nuestra sociedad.


Analizando la situación en mi entorno, en mi barrio, tengo la firme convicción  de que la gente está indignada. Pero poco. Y no es que no tengan razones para estar muy indignados. Cada mes tenemos 170 familias que pasan por Cáritas a por un pequeño lote de comida. No están indignados, o, al menos, no lo demuestran. Estoy yo más enfadado que ellos y por suerte tengo el pan de cada día asegurado, por ahora.

No tengo las estadísticas de los parados  entre mis convecinos, pero  al ser un barrio de población joven y obrera puedo suponer que tenemos una situación parecida a la de la población española. Como predominan los jóvenes no sería  raro que la media de personas paradas estuviera entorno a un 35%. Pues os aseguro que no se percibe la indignación por ninguna parte. Cuando se ha intentado realizar algún acto  del  15 M  hemos acudido 25 personas, Si ha habido algún desalojo  nos henos visto una treintena de vecinos, casi todos jubilados. 


Mientras  el ambiente social sea este,  mi barrio no sale de la crisis. El análisis que hago de este “micropaís” no sé si se puede  generalizar a toda la nación. Pero estoy firmemente  convencido  que no saldremos  de esta crisis  mientras la indignación de los ciudadanos no tenga un nivel suficiente para superar la pasividad a la que nos han llevado varios años de desmovilización y la falsa impresión de ser una sociedad rica. Especialmente entre los jóvenes. Si los jóvenes no se cabrean por todo el marrón en que les hemos metido los adultos, y buscan los culpables de tanta injusticia, que ellos especialmente  sufren,  y les hacen patente su enfado, esta sociedad no va a tener fuerzas para renovarse, para hacer los cambios profundos que necesita.

Mis mandalas para crear un ambiente de indignación. 


  1. Identificar con urgencia a aquellos con los que tenemos que  estar enfadados porque son los causantes de la crisis. Infórmate,  pero hazte  tu propio organigrama de los responsables  de muestra trágica situación. No te dejes embaucar,  de nuevo, por los eslóganes de los que han creado o están contribuyendo a  perpetuar  la situación. Y sobre todo no permanezcas como si todo esto no fuera contigo. 
  2. Descubrir y analizar las actitudes, las maneras, los talantes que nos han llevado a toparnos con los problemas sin enterarnos de que se aproximaban. La sociedad interiorizó unas maneras de pensar y de comportarse, que nos vendieron como el camino a la prosperidad y han resultado ser  el camino a la pobreza.  Algunas frases creo que las conocemos:  “los mercados se autorregulan”,  “la gestión privada es más eficaz”, “tenemos la mejor banca del mundo”, “endeudarse es señal de progreso”,  “el crecimiento es imparable y prácticamente  infinito” etc.  etc. 
  3.  “La disposición al desacuerdo, el rechazo o la disconformidad -por irritante que pueda ser cuando se lleva a extremos- constituye la savia de una sociedad abierta. Necesitamos personas que hagan una virtud de oponerse a la opinión  de los mandamases y sus capataces”. Digamos banqueros y políticos o aquellos que tu identifiques como responsables de la crisis. 
  4. Pierde el miedo, quéjate públicamente cada vez que tengas ocasión o cuando escuches frases que lleven a la conformidad. Replica a aquellas personas que repiten como papagallos  las consignas de las autoridades que  pretenden calmar el descontento de los ciudadanos. Como: “que pueden el gobierno, esto les desborda”, “esto está así porque les dejaron un marrón…dales  tiempo” etc.  etc. 
  5.  Lleva los comentarios  sobre la crisis a casos concretos, cuanto más cercano mejor. No te será difícil hacerlo, estamos todos pillados por la desgracia. 
  6. No permitas que hablen mal de los grupos o las personas que están manifestando su indignación con la fuerza de la resistencia pasiva. No son terroristas ni delincuentes, solo responden a la violencia institucional con fuerza pero pacíficamente. No son agentes de desestabilidad, son agentes de cambio y por lo tanto sus posturas permitirán encontrar una situación de justicia, de la que carecemos. 
  7. Únete a las protestas tanto como puedas. No te quedes en casa lamentándote. 
  8. Recrimina con contundencia, eso sí pacíficamente y educadamente, a las personas que hayas identificado como responsables de la crisis. Sean agentes de primera línea o de retaguardia. A los grandesresponsables no les conocemos pero a sus lacayos sí. Por ejemplo: políticos de tu barrio, de tu ciudad, personas que hagan propaganda en favor  de los partidos mayoritarios que son agentes activos de este desastre, aquellos que defienden la actuación de la banca, etc, etc.

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