domingo, 17 de noviembre de 2013

La Valla de Melilla: Cruedad y Estupidez






Melilla es uno de los lugares de contactos más directos entre dos realidades económicas y sociales bien diferentes: la pobreza de África y el bienestar  de Europa, a pesar de la crisis.  Siempre que hay fricción entre dos  situaciones opuestas,  ya sean geológicas o humanas  se produce una lucha de fuerzas que genera  tensiones  geológicas  o violencia.  Es una ley de la naturaleza.

En las placas tectónicas, si las fuerzas están equilibradas, surge una nueva cordillera, es una realidad creativa, aunque sea traumática, creadora de riqueza y belleza  si no lo están una de las placas aplasta a la otra y se terminó.  


Parece inevitable que si es verdad lo que acabo de afirmar en Melilla tenemos  violencia asegurada. En Melilla,  Lampedusa,  la frontera mejicana,  los países del golfo,  Australia, Singapur, Taiwán,  Corea del Sur, Sudáfrica, etc. etc.

Con el flujo migratorio pasa lo mismo. Si los países más ricos,  a los que fluyen las personas más decididas y preparadas de los pises pobres, oponen resistencia, se creara una situación de confrontación que generará sufrimiento, muerte y mucho dolor para los más débiles. Parar el movimiento migratorio no va  a ser posible. Es una  prueba de incapacidad, ignorancia y sobre todo absurda prepotencia poner alambradas. 

En el caso de Melilla ningún tipo de alambrada puede contener los estómagos vacíos de África en pos de la rica comida de Europa. Es una prueba de crueldad inútil poner vallas con cuchillas, que sacrifique a los pobres desesperados que llevan sufriendo innumerable calamidades desde que salieron de sus países, y que tienen todo perdido. Más  bien son un incentivo.

La torpeza y la crueldad son un peligroso coctel y definen  la calidad de una sociedad, o de un país. Me siento avergonzado de ser español y europeo. Lo menos que puedo hacer es manifestar mi indignación y desprecio por un nuevo  inútil sacrificio humano destinado a fracasar.

Y los malos tratos y  explotación no termina cuando saltan la valla
La hipocresía de nuestra sociedad es insultante para cualquier persona honesta. Parece que, según informa la prensa,  todo el mundo está en contra de poner cuchillas en la fatídica valla. Pero se siguen instalándose. Se vio que  eran inútiles, pero se reponen.

Según El País: “Abdelmalik el Barkani, el delegado del Gobierno en Melilla, ha sido hasta ahora el más acérrimo abogado de las cuchillas secundado por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez y Conrado Escobar, portavoz de Interior del PP en el Congreso de los Diputados”. ¿Y el ministro no se siente responsable de la masacre que vendrá?  ¿Y el presidente del gobierno puede seguir desaparecido sin que pensemos que es un inútil y ahora manifiestamente cruel? 


Por suerte en Europa hay gente llena de misericordia e inteligencia. Y valientes. En España no conozco reacciones públicas a este desmán pero en Italia,  Cáritas Internationalis y el Servicio Jesuita para los Refugiados (JRS) han publicado un manifiesto en el que instan a los Gobiernos a hacer más, ofreciendo soluciones legales para que los refugiados y las personas migrantes pueden viajar con seguridad. Este es el manifiesto Las migraciones un derecho y una oportunodad:

-       Reconocer que las personas tienen derecho a migrar y que no son delincuentes.
-       Intensificar los esfuerzos para salvar a la gente en el mar. El nuevo reglamento de la UE para el control de fronteras, Eurosur, debe asegurar la búsqueda y rescate eficaz de las personas migrantes. No se puede condenar a los capitanes de buques que rescatan a las personas migrantes como si fueran delincuentes.
-       Los países de origen tienen el deber de cuidar y proveer de oportunidades a sus ciudadanos. Deben invertir más recursos en la reducción de la pobreza mediante la educación, mejorando las infraestructuras y el buen gobierno mediante políticas adecuadas.
-       La comunidad internacional debería aumentar los presupuestos de ayuda para el desarrollo humano, con el fin de impulsar las oportunidades de las personas en sus países de origen.
-       Promover la migración como una oportunidad de desarrollo para todos. Las investigaciones demuestran que las personas migrantes contribuyen más a las sociedades de acogida que los presupuestos públicos se gastan en ellos.
-       Abrir canales para la migración regular laboral, incluida la de los trabajadores poco cualificados.
-       Proporcionar una protección eficaz y soluciones de accesibilidad para las personas que huyen de la violencia y de agresiones a los derechos humanos, al mismo tiempo que se  invierte en medidas de consolidación de la paz.
-       Abolir la detención indiscriminada de personas que buscan protección, así como su criminalización al denominarlos migrantes ilegales. Reducir el uso del internamiento de las personas migrantes aplicando otras alternativas.
-       Proteger los derechos de las personas migrantes y refugiadas, de acuerdo a los compromisos adquiridos con la firma de los tratados y convenciones de derechos humanos.
-       Perseguir de forma efectiva a las redes criminales que explotan, torturan y ponen en riesgo la vida de las personas migrantes para su beneficio personal.
-       Trabajar con las organizaciones de la sociedad civil que acompañan y asisten a las personas migrantes.

Pero la realidad parece otra:


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